sábado, 13 de agosto de 2011

ESTAR. (A favor del colecho).

A mi me encanta dormir acompañada.

Desde que nació mi hermana cuando yo tenía casi 4 años, he compartido habitación, y desde que nació mi hermano a mis 12 años, he compartido cama, por puro placer. El placer de sentir la presencia del otro, de tenerlo al alcance de tu mano, de acompañar sintiéndote acompañado, de recibir y ofrecer seguridad.

Evidentemente no podría pedirle a mis hijos que durmieran sólos aunque quisiera (que no quiero) porque no se me ocurren razones de peso para hacerlo.

No veo por qué pueden necesitarme menos de día que de noche, no veo por qué voy a querer perderme esas horas de su vida, ¡cada día!.

Pienso en ellos cuando les imagino despertando a media noche sin saber dónde está su mamá y simplemente decido estar. Pienso en mi cuando imagino el placer de sentir su manita tocando mi hombro entre sueños para asegurarse de que sigo ahí, y decido seguir estando.

Priorizo cuando empiezan a surgir incomodidades relacionadas con el colecho (patadas, codazos, niños que se despiertan unos a otros, papás que acaban en el sofá...) y elijo la cama de 2x2 antes que las lámparas del salón. Continúo estando.

Elijo entre estar ahora que ellos quieren, necesitan y no están preparados para otra cosa, o echarles de menos y arrepentirme cuando alcen el vuelo, tal vez faltos de seguridad en sí mismos. Me quedo.

Prefiero el contacto de la piel pegajosa en verano al frío de unas sábanas vacías, prefiero el ruido de mi pequeña multitud al silencio que no acompaña, prefiero darles la realidad de mi presencia mientras pueda, a la promesa de una buena intención.

Y me da igual si al resto del mundo le parece bien o mal, en la intimidad de mi casa elegimos los habitantes de la misma.

Y los demás si quieren colechar que lo hagan, si no quieren que no lo hagan, si tienen dudas que lo prueben, si lo prueban y les gusta que no busquen más excusas, y si lo disfutan que lo compartan (todos nos enriquecemos un poco con la experiencia del otro).

Y mientras tanto,  nosotros elegimos seguir estando.



(Sarai, gracias de nuevo por el logo...).

6 comentarios:

  1. Me encanta como escribes Nely. Da gusto leerte guapa!!! De nada guapa, un besazo enorme!!!

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  2. Yo también duermo, casi cada día, con mis hijos pequeños y aunque tienen su habitación con su litera, prefieren dormir en mi cama y yo también estoy más a gusto sintiendo cerca su calor, su respiración y los latidos de sus corazones y si ocurre algún contratiempo estoy ahí al momento. La habitación y sus camas las usan más durante el día y como espacio de juego o lectura. Los dos mayores, a veces duermen en su propia cama y otras veces ocupan las de sus hermanos y los animan a dormir con ellos porque también les gusta más dormir acompañados. Será el hábito pues cuando eran pequeños también preferían dormir al ladito de mamá o de mi! Besos por ser tan sana y guay! Ah! Y en invierno, ponemos los colchones de la furgo en el comedor y dormimos todos a la luz y al calor del fuego. Es megaguay y hace que nos guste más el invierno.

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  3. Yo eligo como vosotros.
    No descubrí el colecho hasta los cuatro meses y medio de mi nena, cuando logramos dejar las pezoneras. Me daba mucho miedo cuando era tan pequeña por si la aplastaba, ahora se que no hubiera sucedido. Y ahora se lo maravilloso que es dormir con tu hija al lado y despertarte junto a ella por las mañanas.
    Por cierto, encantada de leerte. Te sigo.
    Un abrazo

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  4. Sarai, me alegro de que te guste. Esta vez has sido mi inspiración... jeje.

    Lídia, muchas gracias! y qué bien suena lo de la chimenea en invierno, qué envídia!!

    Carol, yo estoy segura de que todos tenemos un pequeño instinto que no nos permitiría aplastar a un bebé, mi hija de 5 años no aplasta a sus hermanos bebés y ha dormido con ellos desde el primer día. Sus amigas cuando se quedan a dormir tampoco les aplastan, aún sin experiencia previa... Gracias por seguirme, espero estar a la altura!!

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  5. qué bonita entrada!!! me ha encantado. Yo solo colecho con mi bebe en las siestas, nos da mucho miedo aplastarla. Incluso la hemos cambiado a su habitación y la verdad es que se despierta varias veces cada noche y yo no pego ojo. Parezco un animalito saltando de la cama cada vez que oigo cualquier ruidito y ya son 8 meses así.
    Me han encantado tus palabras, son muy bonitas

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  6. Muchas gracias Raquel. Yo creo que cada familia tiene que encontrar la opción que mejor se le adapta, prueba tu opción y si no funciona o no te gusta, cambiala!! Un besazo!

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