domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Conciliación Laboral?

Ya casi ha llegado el día.
El próximo 1 de Octubre mis chicos cumplen 9 meses y yo vuelvo al trabajo.

Es una sensación de ambivalencia porque mi trabajo me encanta y parece que la sociedad te empuja a seguir produciendo, creciendo, enriqueciéndote... Y yo realmente me siento viva e independiente cuando me gano mi sueldo y mantengo a mi prole (herencia de la mentalidad del sacrificio...).

Pero, es que cuando estoy en casa cuidando a mis niños, cuidando su bienestar, su higiene, su alimentación, su sueño, su salud... Cuando me ocupo de la logística de la casa y hago malabarismos con la economía... ¿no estoy trabajando?, ¿no estoy aportando a la sociedad?, ¿no me enriquezco, crezco y produzco?.

Tengo la inmensa suerte de trabajar con personas a las que quiero y echo de menos, en un horario que ya querrían muchos y con un sueldo aceptable. Un trabajo que me ha permitido estar todo el embarazo en casa preocupándome de gestar y que me permite estar de excedencia tanto como quiera sin pedirme explicaciones, malas caras, o pérdida de derechos.

Pero como cualquier otro trabajo requiere que te re-incorpores a las 16 semanas del parto, o 18 en mi caso por ser parto gemelar. ¿Y cómo le explicas a dos bebés de 18 semanas que su madre no está?.
No es posible, así que sólo nos queda buscar el clavo ardiendo al que agarrarse (y ya es triste, que hablamos de cuidar a nuestros hijos!!) e intentar alargarlo lo más posible.

A mis 18 semanas de baja por derecho, pude añadirle tres semanas más que los chicos estuvieron ingresados y la Seguridad Social tuvo a bien sumármelas (después de varios días y varias horas de interminables colas con dos bebés y una niña. Eso sí, muy amables todos).

Más un mes de vacaciones estivales que no había disfrutado en 2010, más un mes por lactancia acumulada, más dos meses de excedencia (lo que mis ahorros me han permitido...), hemos llegado a los 9 meses y nos toca volver.

Y sé que soy afortunada, con la mayor trabajé embarazada y tuve que volver a las 16 semanas del parto, allí, la primera y con la sonrisa puesta. Pero no me conformo, ni aún cuando más que trabajar disfruto, porque no se trata de qué necesito yo, sino de qué necesitan esos bebés, los míos y los de todas las mamás que vuelven al trabajo antes o después con el corazón encogido.

Ya existe un manifiesto que reclama dos años de baja de maternidad. Y empieza a moverse un grupo de madres blogueras (o no), que pretendemos defender una conciliación laboral real, y no guarderías desde los cero años.

Pretender una baja laboral de dos años por maternidad no es un capricho. No son falta de ganas de trabajar. No es un gasto innecesario a las arcas del Estado que pagamos todos.

Pretender cuidar de tus hijos es ser consciente de la importancia de la figura de apego, es aportar tu tiempo, tu energía, tu ilusión, tu vida... a una sociedad que en breve estará compuesta precisamente por esas personitas que estamos ahora dejando de cuidar.

Las guarderías públicas pueden ser una solución para algunas familias, cada una debe elegir lo que mejor se le adapte. Pero es necesario ofrecer alternativa a las familias que quieren y consideran de vital importancia ESTAR personalmente en el día a día.

Y claro que los convenios (al menos la mayoría) te amparan para que puedas pedir excedencias y te sientas libre de elegir. Pero cuando las familias tienen que debatirse entre estar con sus hijos o pagarles un techo (por cierto hipotecado...), la libertad se esfuma.

Puestos a colocar las cosas en su sitio, deberíamos mirar también más allá de los dos años de baja.
¿Qué ofrece esta sociedad para conciliar realmente la familia y el trabajo? Un horario flexible no significa llegar a tiempo de dar las buenas noches. Las guarderías en centros laborales son casi una utopía (yo no conozco ninguna); ir a trabajar con tu hijo, a una reunión, entrevista, o cita laboral informal, está mal visto. Incluso pedir permiso porque el niño tiene fiebre, o ha pasado la noche vomitando, supone un problema.

Nuestros niños no son marcianos que viven y se crían en un mundo paralelo. Son nuestros hijos y aprenden de lo que ven y de lo que sienten.

Como decía no es un capricho, es una inversión de futuro.





...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Cada uno es cada uno.

En nuestra casa hay algunos lemas que han ido surgiendo poco a poco, sin demasiada intención pero con mucho acierto.

Creo que el más importante y que afortunadamente se ha extendido rápidamente entre nuestros amigos es: "cada uno es cada uno".

Esta frase surge de la decisión consciente e incuestionable de respetar a mi hija como persona que siente, piensa y decide. Y que después se ha hecho extensiva a mis otros hijos y por supuesto al mundo que me rodea, pero ella fue la chispa que prendió el fuego.

Y es que cuando ella expresa su opinión yo no siempre estoy de acuerdo, pero entonces me digo a misma en voz alta (porque todo es aprendizaje): "cada uno es cada uno", y dejo hacer.

No siempre es fácil, a veces ella misma me reclama: "Mamá, acuérdate que yo también soy cada uno".

Porque si mi chica quiere salir a la calle vestida de princesa, o con una mariposa pintada en la cara, ¿por qué no?

Y si el hijo de una amiga se empeña en vestir faldas, ¿qué daño hace?

O si en el mundo hay personas (entre las cuales me incluyo) que disfrutan con el nudismo, y otras que no, ¿cabemos todos?

Pensando, creyendo y actuando diferente alimentamos la diversidad que nos devuelve un mundo más grande y más rico.

Feliz día de la Paz!!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Carta de madre homeschooler.

El mes pasado se inició una campaña de recogida de firmas a la que dimos difusión.
Como todos esperábamos, el apoyo y la ilusión que muchos pusimos en su momento dio buenos resultados. El caso quedó archivado.
Esta es la carta de agradecimiento que escribe la madre y que ojalá puedan leer algunos jueces y fiscales en cuya mano está evitar que otra familia pase por este infierno.

De imaginar, a ser realidad

Ya ha pasado una semana desde que tuvimos un juicio por ejercer nuestro derecho de educar a nuestro hijo como mejor creemos, sentimos y se acopla a nuestra forma de vida como familia.

Si un juicio ya de por sí es duro, más lo es cuando tienes que defender algo en lo que nadie más que quien lo hacemos sabemos realmente su significado. Esto es algo ventajoso si lo miramos desde el punto de vista de que lo defenderemos como nadie; pero realmente todo esto es una parte, porque la otra parte son la leyes, el tipo de acusación y todo eso que es lo que los abogados deben de defender por nosotros.

Una vez leí en el libro de Carlos Castaneda Las enseñanzas de don Juan:

"Un hombre va al conocimiento como va a la guerra: bien despierto, con
miedo, con respeto y con absoluta confianza. Ir de cualquier otra
forma al conocimiento o a la guerra es un error, y quien lo cometa
puede correr el riesgo de no sobrevivir para lamentarlo.
Cuando un hombre ha cumplido estos cuatro requisitos -estar bien
despierto, y tener miedo, respeto y absoluta confianza- no hay
errores por los que deba rendir cuentas; en tales condiciones, sus
acciones pierden la torpeza de las acciones de un necio. Si un hombre
así fracasa o sufre una derrota, no habrá perdido más que una
batalla, y eso no le provocará lamentaciones lastimosas."

Cuánto de cierto encuentro en esta cita para este caso.
Tal y como dice así fue.
Cuando a uno le llega la citación, lo primero que ocurre es un shock, aun sabiendo que puede venir, no crees que te haya tocado y es cuando los nervios hay que utilizarlos, para estar despierto, para reaccionar y buscar herramientas para arreglar el caos que viene: no sólo hablamos de uno mismo, el caos es para toda la familia.

Ahí es el momento de escuchar, preguntar a las personas que ya han pasado por esto, a ALE, a abogados...

Después el momento de coger lo que te sirve, desechar lo que no, y las dudas dejarlas para el final, quizás por si ya se resolverán y si no ya las resolveremos, ahora hay que actuar.

El miedo a lo desconocido, a no saber si estás haciendo todo lo posible, a lo que a tu niño le va a pasar, a pensar que todo tu equilibrio en tu hogar puede que cambie en unos días y... ese miedo al final se convierte en un aliado en el silencio, es el que sin saberlo te lleva a actuar, a buscar, a pensar, a razonar,...

El respeto por un acto así hace que le prestes mayor atención, que te superes, que des sin saber que eres capaz, de aprender de leyes, artículos, homologaciones..., cosas que por un lado algo sabes, pero que cuando estás en el punto de mira de fiscalía, miras remiras y acabas por entender.

La confianza en uno mismo, y yo añadiría de tu abogado, esto es también importantísimo. A mí me ocurrió una cosa que a dos días del juicio no me esperaba. Desde el día en que nos llegó la carta con el policía, el día 3 de agosto, la intranquilidad en el cuerpo era casi constante, había momentos en los que nos olvidábamos, ya fuera momentos con nuestros hijos, o recibiendo el apoyo de tanta gente, o en el encuentro de ALE cuando la gente nos regalaba su tiempo. Pero a dos días del juicio, de madrugada, cuando terminé de imprimir todo, ordenar todos los folios, fotos, informes (todo por triplicado), las firmas..., llegó como una calma que ni me lo creía; esas dos noches dormí mejor que hacía mucho tiempo, me levanté la mañana del juicio sonriente, y fue cuando me dije, '¿ pero tú sabes donde vas?' Y comprendí que esa calma estaba en la seguridad que tenía por haber hecho todo lo que tenía que hacer, porque detrás de mí tenía mucha gente que nos levantaba los ánimos, un buen abogado, una asociación que está trabajando (ALE), Epysteme, especialmente Azucena, HSLDA que nos han dado tanto, a Daragh que ha estado pendiente de nosotros siempre y lo que le pedíamos rápidamente nos lo resolvía, a los blog que cada una/o a dedicado un espacio para ayudarnos.... Tantas cosas para sentirme confiada, que dejé de asombrarme de mi tranquilidad.

Así llegó el día 9 de septiembre y llegó la hora de entrar, después de tres horas de retraso. Allí nos encontramos en la batalla, despiertos, con miedo, con respeto y con confianza. Todo aún siendo difícil, lo superamos, no sólo ese día que se suponía que iban a tomar medidas urgentes y decirnos que el juicio sería el siguiente, si no que también superamos la decisión final de la juez.

Quiero que sepáis que aún no siendo un caso cerrado, porque ninguno lo está al 100 %, es una victoria.

Poner empeño y creer que lo puedes conseguir, aún con todos los pesares, es clave.

Escuchar, tomar decisiones aún en contra de otros, sabiendo que es tu caso el que se juzga.
Aún habiendo perdido, jamás hubiéramos perdido la confianza; quizás fue nuestro abogado, que desde el principio nos transmitió eso, y nos dijo: 'si se pierde, ya nos ocuparemos, ahora vamos a ocuparnos de esto y de que podáis vivir dentro de lo que cabe con calma este proceso, por el bien de vuestros hijos'.

Así vivimos esta experiencia.

Mila.

La familia Sala González agradecemos de corazón todo el apoyo, cartas, movilizaciones en blogs... Habéis sido muy importantes en este caso, y eso muchas veces nos hacía avanzar. Gracias.

domingo, 18 de septiembre de 2011

10 cosas que he aprendido de mis hijos.

"10 cosas que he aprendido de mi hijo es un carnaval de blogs cuyo propósito es hacernos reflexionar, compartir, reír, emocionarnos y facilitarnos una mirada en retrospectiva acerca de cuánto hemos aprendido desde que emprendimos el camino de la maternidad."

Mis hijos me enseñan cada día, cada momento. En 10 puntos no puedo enumerar las risas, las lágrimas, los abrazos, las ilusiones, los errores, las noches sin dormir, los pedacitos de cielo, los "te quiero", y el resurgir de la magia, aún cuando todo ello suponga aprendizaje.

Sin embargo pongo 10, pero no son las más importantes, no son las únicas, y no son las últimas, aunque sí diría que son algunas de las cosas que ellos me han enseñado sobre mi, porque si antes de ser madre creía conocerme, estaba equivocada, o aquella era otra...

1. He aprendido que cada uno es cada uno y merece ser respetado en su peculiaridad.

2. He descubierto que soy capaz aunque otros no lo crean.

3. He sabido que puedo llegar a "todo" a pesar del agotamiento y la falta de sueño.

4. He aprendido, a base de tropezones, que "todo" son mis hijos. El resto planea al rededor.

5. He conseguido sacar la leona que llevo dentro al descubrir que la madre soy yo y nadie más.

6. He visto que hay un tiempo en que un beso, una tirita, pegamento y un poco de celo puede curar los peores males del mundo.

7. He descubierto con gran acierto que cuando parece que todo se desborda siempre puedo pensar: "que todo sea eso!"

8. He re-colocado mi escala de valores. En realidad no, he tenido que hacer una nueva y tirar la vieja, aunque con ello se rompieran mis esquemas.

9. He aprendido a comerme la timidez con patatas fritas. Mis hijos necesitan que yo me relacione con el mundo. ¿O será que he perdido la vergüenza?

10. He sentido que no se me exigía, sino que se me necesitaba y con ello he aprendido a observar, acompañar, sostener y amar sin exigir ni esperar nada.




Otros blogs que participan:

martes, 13 de septiembre de 2011

Sobre la marcha.

Nunca he querido perder de vista esa sensación de que el tiempo se te escapa, a veces puede ser estresante, pero en mi caso me empuja a actuar, siempre en movimiento.

Un "sobre la marcha" cuando el asunto no está claro hace que no te quedes parado esperando un mejor momento que tal vez no llegue.

Mucha seguridad en tus capacidades y fe en la gente que te rodea y te quiere, supone ya un logro y permite que todo siga rodando.

Lo confieso, casi siempre me lanzo sin mirar lo que hay debajo, pero también el equilibrio sobre la cuerda floja es un aprendizaje y puede ser divertido.

Ya lo decía mi madre: "si quieres, puedes". Y yo lo tomé al pie de la letra, aunque su "lección" no pretendiera ser literal, o ni siquiera buscara ser lección sino argumento para justificar una orden, lo cierto es que a mi me vale, y hasta la fecha cuando he querido, he podido (aunque mi propia madre no lo creyera...).

Y bueno, como tengo tanto que vivir y tan poco tiempo para hacerlo vivo con la sensación de que los cumpleaños, los míos, me persiguen. Con esta sensación llegué a los 29 y como afortunadamente las prisas no me impiden reflexionar, me di cuenta en una de aquellas que a la próxima cumplía 30, y dije, <<oh no!!, pero si yo quería tener más hijos antes de los treinta!!>>. Pues allá que voy, sin saber muy bien si sola o acompañada, pero con toda la ilusión del mundo.

Llegaron los gemelos..., y los 30!!

De nuevo reflexión, treinta años puede ser fácilmente un tercio de una vida (con llegar a los 90 me conformo...), y cumplir un tercio merece que yo misma me haga un regalazo, ¿qué puede hacerme muchísima ilusión?, lo típico que siempre he querido pero va quedando atrás...

Terminar la carrera sería un puntazo, pero no me da tiempo en un año.
¿Cambiar de trabajo?, es que el mío me gusta.
¿Un viaje por el mundo?, tal vez no es buen momento con los gemelos recién nacidos.
Algo más accesible... ¿qué tal poner el parquet en casa?, si!! siempre he querido hacerlo y siempre hay algo que parece más urgente, más necesario, o más cualquier cosa.

Me lanzo!!

Un mes más tarde compro todo el material, lo amontono en el trastero y llamo a mi pequeña tribu para ver quien se presta a ayudar, no hay marcha atrás, el material está comprado...

Llegó el día, después de tres meses con el parquet conviviendo con la humedad del trastero, el sábado empezamos la revolución, muebles para arriba, muebles para abajo, cajas, herramientas, serrín, polvo, niños, ruido... y parte de mi pequeña tribu (todo hombres por cierto) arrimando el hombro.

Esto va mucho más lento de lo que creía, pero teniendo en cuenta que ninguno de los componentes del equipo ha puesto parquet en su vida, la experiencia, y las risas, están mereciendo la pena.

Otra vez me he lanzado y otra vez me he caído, pero una vez más estaba la red esperando.

Gracias chicos!!!



sábado, 10 de septiembre de 2011

Ninguna guardería.

Mis chicos ya tienen ocho meses y después de casi un año y medio de bajas y excedencias, ya me toca volver al trabajo.
Y con ello la pregunta del millón: ¿a qué guardería irán?

A ninguna, no irán a la guardería por varias razones de mucho peso:

1. Tengo la fortuna de trabajar sólo los fines de semana (y de que las guarderías cierren esos días...).

2. No necesitan que les cuide un extraño, tienen una familia que de momento puede cuadrar horarios sin caer en la ruina.

3. No les hace falta "socializar" con otros niños de su misma edad, porque no es necesario y porque si lo fuera se tienen el uno al otro.

4. No necesitan el ejemplo y la experiencia de niños mayores porque tienen una hermana mayor dispuesta a enseñarles cualquier diablura que quieran aprender.

5. No les hace falta aprender a comer, porque nacieron con ese instinto (afortunadamente).

6. No necesitan inmunizarse de virus varios porque es un engorro y porque de todos modos salimos a la calle, hablamos con la gente, jugamos en el suelo, caminamos descalzos, besamos a nuestra perra... en fin, enfermamos como todo el mundo.

7. No tienen que acostumbrarse a nada, tienen toda una vida para enfrentarse de forma madura a lo que no quieran hacer.

8. Su mamá no necesita tiempo a solas, sino tiempo para disfrutar de sus hijos, (la vida pasa demasiado rápido).

9. No hay nada, académicamente hablando, que puedan aprender ahora y no puedan aprender en otro momento más adelante.

10. Y por si quedaran dudas, las guarderías son terriblemente caras!!

martes, 6 de septiembre de 2011

Contra los mitos del autismo.

Ilustración de Santiago Ogazón

Con motivo de la campaña de sensibilización contra los mitos del autismo que dará comienzo la próxima semana, me gustaría aportar mi granito de arena contando cómo vivo yo la relación que tengo con las personas con autismo con las que trabajo codo con codo.

Yo los cuido, ellos me enseñan. Yo les miro y ellos me observan. Yo les hablo y ellos me escuchan. Yo les respeto y ellos me valoran.

Cuando una persona con autismo te coge la mano para abrir una puerta con ella no te está "usando", está siendo consciente de ti.

Cuando una persona con autismo rechaza el contacto físico, no te está rechazando a ti, sino reclamando su espacio.

Cuando una persona con autismo grita, o tapa sus oídos, te está hablando con sus gestos, escucha.

Si quiere llevar un registro de los datos de tu vida, no está siendo curioso sino ordenado, el orden nos produce calma, a todos.

Si después de un tiempo te mira de reojo y sonríe, es que le has tenido en cuenta. Si te abraza, aunque no se deje corresponder, es que te valora.

Si te vas sin decir adiós pensando que no está ahí sino en su mundo, dejas un vacío que habrá que cubrir.

Si ordenas, invades, callas..., no estás interactuando, sino faltando al respeto.

Las personas con autismo sólo necesitan ser tratadas de acuerdo a sus peculiaridades, observa primero.

"Autismo" es un síndrome, no un adjetivo peyorativo, no lo uses.





lunes, 5 de septiembre de 2011

Encuentro ALE 2011

Este fin de semana ha sido el encuentro anual de ALE (Asociación para la Libre Educación), y ha resultado realmente enriquecedor.

Queríamos que fuera especial, se abre una nueva etapa, con nueva junta directiva y momentos delicados en el plano político y legal. Había que aprovechar para que de ese encuentro saliera no sólo el compartir que tanta falta nos hace, sino también conocimiento, debate, consenso, ideas y energías renovadas.

Han acudido al encuentro familias de casi todos los puntos de España y representación de once países europeos así como de Estados Unidos, superando la cifra de 300 asistentes.

Estos días se han sentado las bases de una futura federación de asociaciones a nivel europeo con el fin de defender la educación en el hogar, compartir recursos y ampliar la red de apoyo.

Además hemos tratado diferentes asuntos que pueden ser de interés para cualquiera, no necesariamente homeschooler, como la vida en comunidad, la lengua de signos, el método montessori, situaciones de conflicto, evolución del 15M, juegos de roll, campeonatos de ajedrez, espacios de juego...

Contamos con ponentes que nos han acercado al pasado de la educación en casa en España, experiencias del presente en diferentes países con diferentes regulaciones, acercamiento a otras asociaciones y entre distintas comunidades autónomas, reflexiones sobre el futuro y amplios debates sobre qué queremos y hacia dónde vamos.

Por supuesto hemos convivido, lo cual siempre supone una experiencia ya que unimos diversidad con objetivo común.

Muchos que nos conocíamos virtualmente hemos podido re-conocernos, abrazarnos y sentirnos un poco más cerca, nuestros hijos también.

Y evidentemente los niños han tenido su espacio y su tiempo, porque al final todo esto es para ellos. El entorno era inmejorable, albergue privado, rodeado de montañas y bosques, con piscina, salas comunes, campo de fútbol, y "plaza del pueblo". Además de actividades varias como cuentacuentos, marionetas, taller de pulseras, creación de instrumentos y posterior concierto, taller de circo, rocódromo, muñecos de barro... y muchas otras actividades improvisadas por los propios niños.

Este año ha sido significativo el número de niños pequeños que indica una progresión del movimiento que continúa creciendo. Las familias jóvenes con niños que no están en edad escolar, buscan alternativas.

Y en mi opinión, especialmente gratificante la cantidad de personas implicadas en que un encuentro tan ambicioso saliera bien. Iniciativas, predisposición, respeto, agradecimiento por el trabajo realizado, vinculación...



viernes, 2 de septiembre de 2011

Que tengas buenos otoños.

"Quizá Septiembre más que el principio, fue un final
y aquel verano perdió sus hojas y algo más.
...
Una estación, vías que llevan a un adiós.
Dos ojos negros clavados tristes a un cristal
¡Sueños que has de aparcar!"
(Doctor Deseo)

Siempre, desde mi mente escolarizada, he tenido la sensación de que Septiembre era una nueva oportunidad, para empezar, para re-hacer, para re-tomar, para esperar con ansia e ilusión un nuevo verano que tardaría 9 meses en llegar.

El verano es tiempo de calle, de amigos, de calor, de trasnochar y levantarse tarde, o de vivir la primera experiencia laboral siendo estudiante, el primer amor... Los festivales, el río, la playa...

Pero siempre llega Septiembre con un aura de melancolía, como diciendo adiós... y las aventuras del verano empiezan a hacerse un poco borrosas, y parece que toca retomar rutinas, afilar los lápices y encerrarnos de nuevo en casa.

Y me pregunto: ¿por qué no nos rebelamos? Yo quiero un verano eterno, quiero vivir en la calle, tener siempre planes fantásticos y visitas diarias. Comprendo que no siempre puede hacer calor, pero sí cada día puede ser el comienzo.

Hace poco fue el cumpleaños de mi hermano, su mayoría de edad, era un día muy especial y todos le felicitábamos por ello, entonces Inés se acercó a él y simplemente le dijo: "Que tengas buenos otoños".

No tengo ni idea de por qué dijo eso, ni qué quería decir con ello, pero me pareció una frase realmente sabia. Esto no tiene por qué ser un principio, ni un adiós, cada estación puede ser una nueva aventura.