jueves, 19 de enero de 2012

Primerizas.

Por circunstancias de la vida, o porque soy un poco cabezona..., hace casi seis años fui la primera de mis diferentes círculos de amistades en convertirme en madre, y desde entonces he vivido montones de embarazos primerizos de amigas más o menos intimas, en todas he visto lo mismo: miedo.

Y me da rabia que las chicas jóvenes y sanas sientan miedo de algo tan natural, tan instintivo y tan mágico.

Normalmente ocurre que celebran su positivo con alegría mezclada con incredulidad. Evolucionan a un estado de ansiedad por querer saber y preguntan por doquier, a la madre, a la hermana, a la amiga, a la vecina... e incluso a la chica aparentemente embarazada con la que coinciden en la peluquería. Sed de respuestas.

Después empiezan a notarse las patadas y se sabe el sexo del bebé (si se quiere), empieza el momento de la credulidad acompañada del inicio del cariño, ese bebé ya es un poco suyo y ya es evidentemente real. Algunas abren la veda de las compras, ropita, cunas, carros y demás utensilios básicamente inservibles. Llegó la ruina, y aún no ha nacido!!

Ya hemos pasado la etapa del "no quiero parir", "a mi que me lo saquen", "pienso pedir epidural", etc... para adentrarnos en ese encierro mágico donde tu instinto te pide preparar el nido, poco a poco, sin prisa, donde se aposenta el aplomo suficiente para verbalizar que ya no están asustadas por el parto, que incluso tienen ganas de que llegue.

Y llega, pero la mayoría, según cruzan la puerta del hospital reciben la primera patada en forma de "te voy a hacer un tacto, no te muevas", y ese tono autoritario, superior, "experto", y ese "no te muevas", hace que las mujeres primerizas se paralicen y se dejen caer en manos del profesional de turno. (Por suerte también hace que las no-primerizas pongan el grito en el cielo y saquen las uñas).

Desde ese momento hasta el nacimiento del bebé, ellas ya no están ahí, tristemente se lo pierden, afortunadamente casi todo lo que ocurre ese día se olvida después de un tiempo a un nivel emocional.

Por último empiezan a llegar las visitas y las opiniones varias, dispares, contradictorias y sobre todo ajenas, que no permiten a la recién parida fusionarse con su bebé, saberse conocedora de las respuestas aún antes de hacerse las preguntas, y sentirse madre por fin.

Lo que yo creo que habría que decirle a toda embarazada o madre primeriza, en cualquiera de las etapas es: "Confía en ti. Estás preparada. Eres capaz."

2 comentarios:

  1. Muy bonito me ha gustado mucho. Yo estube ingresada en el hospital 2 meses (bueno en dos hopitales) embarazada. Y de ese tiempo una semana fué en paritorios dada mi peligro inminente de parir en cualquier momento y he vivido muchisisimos partos de compañeras de cuarto y menuda diferencia de la que llega primeriza a la que ya sabe. Se nota el estado de pánico en el ambiente o se not auna madre que dirige la situación, que respira tranquila con las contracciones y que a la pregunta de te ponemos la epidural, responde "tranquilas que si quiero algo ya lo pediré yo". Aprendí mucho en aquella estancia corta pero intensa.

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  2. Cíntia, ahora que eres una experta: a por el cuarto!!

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