lunes, 27 de febrero de 2012

Mi pequeña cumple años...


La llegada de Inés a mi vida hizo que toda yo diera la vuelta, y por si no fuera bastante me quedé colgando por los pies, de modo que ahora veo el mundo cabeza abajo (que resulta ser la mejor perspectiva).

Y cuando miro, veo una princesa que no necesita corona ni reino porque lleva la belleza en su mirada y le basta con sentirse dueña de sí misma. 

Y cuando me paro a escuchar, entiendo que sus exigencias son legítimas, que sus silencios son elocuentes, que cuando llora está aprendiendo, y enseñando.

La pequeña saltimbanqui nos ha revolucionado con ese carácter observador y aparentemente tímido, pero bien posicionado. Con ese "yo también soy importante" que acompaña una mirada expectante, sabia.

Mi muñeca es todavía pequeña, merece ser cuidada y protegida, necesita sostén, atención, respuestas y muchos, muchos abrazos. Pero es increíblemente madura, increíblemente sensible, increíblemente dulce.

Cada día la veo crecer un poquito, y cada año me asusto al pensar que tal vez no he sido suficientemente consciente del tiempo que ha pasado. Me asusto porque sus alas se despegan poco a poco, centímetro a centímetro, y yo lo veo, y me asusto de nuevo y me agarro fuerte para no impedirlo, ni favorecerlo...

Mi pequeña me ha enseñado millones de cosas nuevas, pero sobre todo me ha conducido hasta la certeza de que lo mejor que puedo hacer por ella es simplemente estar, y todo lo demás que tiene que ver con su vida, lo hará ella misma.

Y la admiro tan profundamente que no me cabe la menor duda.

Felicidades amor!!!

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