viernes, 23 de marzo de 2012

La semilla.

Esta semana en una actividad a la que suelo acudir con mis gemelos junto con otras madres, padres y abuelas, salió a colación la noticia de un padre detenido por encerrar a su hija de 16 años en un sótano, a modo de castigo, no se sabe muy bien porqué y tras ser denunciado por la propia menor.

Así, sin haber escuchado nada de esta noticia previamente y sólo con los datos que expongo más arriba mi posición era clara.

Que un padre encierre a su hija en un sótano está mal, me da lo mismo lo que la menor haya hecho, me da igual que el sótano esté en la residencia familiar, me da igual que la menor tenga 16 años y me importa muy poco que ese señor se crea con la autoridad suficiente como para privar de libertad a nadie, ni siquiera a su hija.

Que la chiquita tuviera la entereza de denunciar a su propio padre a mi me parece loable, y que ese señor tuviera que pasar una noche en el calabozo, absolutamente justo.
A continuación una terapia familiar sería lo suyo.

Pues bien, en la conversación grupal empecé a notar que el tono de las intervenciones no correspondían con mi elaboración de la noticia. Resultó que a la mayor parte de los allí presentes les parecía una aberración que el padre hubiera tenido que pasar una noche en el calabozo por castigar a su hija!!!

Y cuando el asunto dio su giro habitual hacia "esto no hubiera pasado antes...", "antes se educaba a los hijos...", "no te hubieras atrevido a denunciar a tu padre...", etc, entonces me levanté y me puse a jugar con mis hijos, porque al final es ahí donde queda la semilla que producirá el cambio.


13 comentarios:

  1. Deduzco entonces que estas personas, si tuvieran la oportunidad y los medios, no dudarían en encerrar a sus hijos en un sótano.
    Por lo que veo las cosas han cambiado poco y mucha gente no usa determinados métodos simplemente porque no esta permitido, no porque hayan cambiado las mentalidades.

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    1. Deduzco lo mismo que tú Maribel... y me apena.
      No, parece que no hemos cambiado tanto.
      Un abrazo!

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  2. Buf, a veces creo que somos de otra galaxia.

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    1. Yo me siento casi cada día de otra galaxia... pero a todo se acostumbra uno!!
      Besos!

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  3. Mahatma Gandhi dijo: sé tú el cambio que quieres ver en el mundo.
    Poco más hay que añadir a eso!!
    Hiciste lo que debías hacer; en vez de discutir.
    Un abrazo!

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  4. Muy bien hecho, Nely! Pues las personas que defienden este tipo de conductas sólo buscan discutir y hacernos sentir mal, simplemente, por tener conciencia, conocimiento y razocinio humano. Mejor aprovechaste el tiempo jugando con tus hijos y analizando lo ocurrido para después compartir tu reflexión en voz alta, actitud mucho más valiente y admirable que la de quien se limita a conformarse y repetir los mismos errores como borreg@s que son (mientras no cambien) Besos mil, guapísima! (Ah! Yo he hecho lo mismo en muchas ocasiones a lo largo de mi vida, je, je! Y menos mal que lo he hecho siempre así dado que, de esta manera, no me han podido hacer tanto daño y he podido mantener la cordura hasta día de hoy! ;) Bon Diumenge!

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    1. Jaja, Lídia... mi cordura pende de un hilo...
      Te echaba de menos!
      Un besazo!

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  5. Si está claro, mientras no se demuestre lo contrario todos somos muy abiertos, tolerantes, pedagógicos, razonables... vamos, unos padres ideales y responsables. Menos mal que en el día a día surgen situaciones en las que nos desenmascaramos. Hiciste lo que creías/debías hacer. Qué pena que lo carca esté en alza. Saludos

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    1. Golosi, tú lo has dicho, parece que está en alza, pero poco a poco hacemos camino al andar...
      Gracias por comentar!

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  6. Hola!! Es la primera vez que te escribo, pero te sigo desde hace tiempo, y quería decirte que es genial lo que escribes, lo comparto absolutamente...y eso que no tengo hijos, pero intento leer e informarme para romper el "circulo" y poder si en el futuro soy mamá( Eso espero!!), poner esa semilla del cambio con mis hijos. besoos Ana

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    1. Anónimo, gracias a ti por leerme y por animarte a comentar, porque me enriquece y hace que me cuestione, lo que me enriquece aún más.
      Me siento muy halagada cuando dices que compartes lo que escribo aún sin tener hijos, porque muchas veces pienso que alguien que no sienta como yo no puede entenderme.
      Sigamos rompiendo círculos!!
      Un abrazo!

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    2. Ana... que no me había quedado con tu nombre!

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