viernes, 18 de mayo de 2012

¿Proteger en exceso?

Se habla mucho de la sobreprotección de los menores, especialmente en tono reprobatorio, al parecer no es adecuado ni deseable, pero yo creo que más bien esta creencia nace de una falta de sinceridad con nosotros mismos.

Para empezar deberíamos preguntarnos qué entendemos realmente por proteger en exceso. ¿Tal vez querer evitar un sufrimiento?, ¿quizá optar por no arriesgarnos a crear un trauma?, ¿o puede que sea elegir siempre lo más satisfactorio para nuestros hijos?

Si todo eso significa proteger en exceso, lo confieso, soy una sobreprotectora declarada e incorregible.

Porque vamos ver, (y aquí empezaremos a ser sinceros), ¿quien no quiere lo mejor para su hijo?, ¿quien no entiende que desear lo mejor significa rechazar cualquier cosa que pueda impedirlo?

O, ¿de verdad creemos que si les exponemos a situaciones conflictivas y/o dramáticas aumentaremos las posibilidades de que sean adultos felices, seguros e independientes?, ¿o pensamos que aquello tan oído de "Ayyy... si hubieras vivido una guerra..." venía acompañado del deseo "por nuestro bien" de que la viviéramos? Porque yo, si tengo en mi mano parar una guerra, aún a riesgo de que mis hijos no aprendan nunca a terminar la comida del plato, lo juro, la paro.

Pero lo peor no es que nos estemos engañando, lo peor es que esta mentira está terriblemente justificada con aquello de "quien bien te quiera te hará llorar..." o cualquier frasecita similar.

Y se me ocurre un símil: aquel padre que ve cómo su hijo se lanza a cruzar la carretera sin mirar y decide no hacer nada en pro de una adecuada educación. Pueden entonces ocurrir dos cosas: que el niño atraviese la carretera sin pena ni gloria porque afortunadamente no había coches, o le vieron a tiempo. En este caso el padre puede justificar su conducta de riesgo pensando que el niño ha aprendido algo de educación vial, ha tomado la iniciativa y ha mejorado en autonomía.
La otra posibilidad es que al niño le atropelle un coche y se vaya directo al hospital. Entonces el padre podría pensar que ha habido un aprendizaje sobre educación vial, sobre el sistema de ambulancias, sobre la organización del hospital, la especialización de la medicina y tal vez incluso algo de socialización en la planta de pediatría.

No es necesario que os diga a qué me recuerda este símil. ¿Le dejaríais cruzar?

Sí quiero aclarar que en mi opinión hay que dejar que los niños sean niños en los entornos adecuados, y que si se siente capaz de subirse a un árbol, de levantarse sin ayuda después de una caída, de bajar las escaleras por sí mismo, o de chupar una piedra para ver cual es su sabor... es positivo que lo intente, pero en entornos creados por y para adultos, DEBEN ser protegidos.








6 comentarios:

  1. Olé Olé y Olé. Completamente de acuerdo!!!!

    ResponderEliminar
  2. Qué bien Nely saber que no soy la única "rara". Más de una vez, en algún debate sobre el tema, me he quedado sola en mi bando, viendo como todos los demás pasaban al bando contrario.
    Cualquier daño o sufrimiento, físico o emocional, que yo pueda evitar a una persona a la que quiero... ya podéis estar seguras de que lo voy a hacer. Y si eso es sobreprotección, bienvenida sea.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayy Maribel, somos muchas más "raras" de las que piensas, afortunadamente!
      Un besazo.

      Eliminar
  3. Estoy totalmente de acuerdo contigo, y no entiendo la postura contraria, hay veces que estando en el parque con el peque y otros amiguitos con sus madres-padres-abuelas lo paso fatal, por cuanto hacen sufrir a los pequeños, ayer mismo, una abuela (joven) le echaba pompas de jabon a la cara a su nieto, directamente para que le entraran en el ojo y viera que eso "no se hacia", el niño no paraba de llorar diciendo que le picaban los ojos. Me hervia la sangre!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anda que vaya tela con la abuela! Y eso? por qué no lo denunciamos?? Es que necesitamos un cambio de mentalidad en esta sociedad, urgente!!!
      Besos...

      Eliminar