jueves, 28 de julio de 2011

Soy consciente de ti.

Llego a tu casa con la energía de aquel que vuelve a los orígenes, que riega sus raíces.

Lleno la cocina de cacharros, cocino para un regimiento, y cubro la casa de olores porque así estaría si tú estuvieras.

Respeto el lugar que elegiste para cada cosa, aunque sólo tú le encuentres sentido.

Invado tus espacios dejando un poco de ti a través de mi.

No vamos a olvidarte. Estás en nuestras conversaciones, sabemos qué dirías tú y tu voz en nuestra mente llena los silencios.

El abuelo sujetó por fin la cortina de la cocina, y puso el teléfono en la habitación, está feliz porque te imagina contenta en el cielo.

Te siento a mi lado cuando veo tus fotos sonriéndome, no te digo nada, sé que entiendes mis miradas.

Me tapo con tu manta, abro tu armario, me impregno de tu olor...

Tus flores se han reproducido y conquistan poco a poco la huerta, el abuelo y yo hemos pensado que las dejamos, tú también estás en ellas. Y el macetero que se rompió y sujetaste con piedras hasta comprar otro, pues lo mismo, nos parece que así tiene más encanto.

Me sigue  molestando el tic-tac de tus relojes, hacen que el tiempo no pare. Y yo hubiera querido que se detuviera para siempre cinco minutos antes de aquel momento en que te fuiste. Que tu cuerpo, tus manos, tu pelo, toda tú te hubieras quedado conmigo.

Pero así es la vida, y sigue pasando este tiempo, y tus bisnietos crecen rodeados de tu ausencia, e Inés continúa hablando de ti cada día, y no permite que nadie le diga que hacerlo es triste, "también es importante!!", responde ella, y yo asiento orgullosa, al tiempo que le hago un guiño a tu retrato.

Hace mucho que te fuiste y aún siento tu presencia, tal vez estás tan dentro de mi que seguirás estando para siempre. Te llevo en mi conciencia. Soy consciente de ti.

2 comentarios:

  1. Estoy desvelada de buena mañana y estaba leyendo tus entradas antiguas y que sepas que me has hecho llorar. Un beso guapa!

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