lunes, 18 de junio de 2012

Avances y retos en la atención al parto normal.

Efectivamente parece que se han producido avances en la atención al parto dirigidos hacia una mayor humanización del mismo. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer.

De momento se trata de una batalla de poder entre matronas y ginecólogos dentro del entramado sanitario con la mujer de por medio, fingiendo que se le devuelve un poder que no debería habérsele quitado jamás, y en realidad sólo se le está “permitiendo” ser parte del proceso y no vehículo del mismo.

Afortunadamente, dentro de esta lucha se producen logros que benefician a todas las partes, pero que quedan limitados a hospitales concretos de provincias determinadas, y en muchos casos la mujer no puede elegir en qué hospital parir sino que debe acudir al que le toca por zona.

Es un claro avance verbalizar y poner por escrito que el embarazo no es una enfermedad, pero en la práctica la mayoría de profesionales lo siguen tratando como tal: revisiones periódicas en exceso, análisis que se revisan en busca de “problemas”, catalogación del embarazo por niveles de riesgo en la propia cartilla del mismo, ecografías donde se puede cortar el silencio, lo cual somete a la mujer a un estado de tensión importante… Pruebas muchas veces innecesarias y peligrosas como amniocentesis, prueba de la glucosa, o tactos vaginales excesivos. No podemos olvidar el trato condescendiente de los profesionales, dando por hecho que no tienes ni idea, que todo lo hacen por tu bien y, si decides no someterte a alguna de las pruebas, o pretendes tomar alguna decisión fuera de lo usual, verbalizan que no estás pensando en tu bebé.
Todo esto mina la confianza de la mujer y la posiciona donde ellos quieren, en sus manos.

También es un avance a tener en cuenta la reducción en el número de cesáreas, aunque precisamente en la Comunidad Valenciana, es escandalosamente alta (31% en 2010). La reducción del número de episiotomías y por supuesto el bajo porcentaje de mortalidad infantil en el nacimiento.

El reto a perseguir sería lograr que no se considerara la reclamación de un parto respetado como un movimiento minoritario, “alternativo” y “fuera del sistema”. Que se le de a esta necesidad social la importancia que realmente tiene.

Es necesario un protocolo de actuación común a nivel nacional, y que se implante en todos los hospitales de forma obligatoria. Es importante que se recicle a los profesionales, que se les conecte con la realidad más humana y menos técnica, y que se extrapole al resto de profesionales en contacto con la mujer embarazada, antes y después del parto. Una mujer recién parida también debe ser respetada en sus decisiones.

El profesional puede ofrecer ciertas pruebas y recursos, más o menos protocolarios, la mujer puede y debe elegir si los quiere o no. El reto es que el profesional lo respete.

Finalmente me gustaría destacar algunos puntos que considero a mejorar desde mi experiencia personal:

-         No puede aceptarse la técnica canguro para prematuros y al mismo tiempo prohibirla por falta de espacios adecuados para ello. En palabras del personal: “si te permitimos estar constantemente en la sala de incubadoras portando a tu bebé, todos los padres querrán hacerlo”. (Pues mucho mejor!!!).
-         La enfermería de maternidad debe estar igual de sensibilizada que la plantilla de la zona de partos. La madre tiene derecho a ver a su bebé desde el primer momento y en cualquier circunstancia, aunque el bebé se encuentre en incubadora. Los profesionales que circulan por la planta de maternidad no pueden ni deben hacer pruebas al bebé o la madre sin presentarse previamente e informar de lo que piensan hacer. Llamar a una puerta cerrada antes de entrar es signo de buena educación.
-         Un bebé prematuro no tiene que ser alimentado con biberón necesariamente y sin previo consentimiento de la madre. Los bancos de leche materna deben funcionar en la práctica, no sólo en teoría.
-         Según las estadísticas del observatorio de Salud Infantil y Perinatal, en 2010 en la Comunidad Valencia, el 23’7% de los nacimientos fueron de madres de origen extranjero, sin embargo no he visto traductores en la planta de maternidad, lo que sí he visto es una mujer marroquí que acababa de tener un bebé con Síndrome de Down y labio leporino a quien nadie explicaba nada porque no entendía el idioma.
-         ¿Para qué quieren cunas con ruedas y luz ultravioleta incorporada si no se permite colocarlas en la habitación junto a la madre?
-         No pueden seguir separando a las madres de sus bebés durante más de dos horas tras una cesárea por una mera cuestión de organización. Si el anestesista tiene que controlar la recuperación de varios pacientes a la vez, que se derive la responsabilidad en un mayor número de profesionales, o que se permita la entrada de los neonatos en la sala de reanimación. Así de fácil.
-         Y, por último, en caso de cesárea o riesgo de haberla, el parto se produce en quirófano, ¿por qué puede haber más de 16 profesionales pululando por la sala y no puede estar el padre?

Amanda Greavette

No hay comentarios:

Publicar un comentario